miércoles, 28 de noviembre de 2012

Homenaje a mi perrita Julieta



Hoy va ha hacer un año que nos abandonaste. Digo que va ha hacer porque el año pasado a estas horas todavía estabas aquí, correteando por toda la casa y jugando con la peque y conmigo, incluso recuerdo que gravé un pequeño vídeo en el que jugabas a esconderte debajo de tu edredón, y nosotras te encontrábamos, cómo nos reímos aquella tarde ajenas a lo que luego te ocurriría. 

Sigo recordándote todos los días, ¿cómo olvidarte? Estuviste en mi vida alrededor de 7 años, y eras como un pequeño reflejo de mi misma. Creo que en nuestro caso se cumplía eso de que las mascotas se parecen a sus dueños... Cuántas veces saliste a correr conmigo, a mi lado, incansable, ¡con lo pequeña que eras y lo que aguantabas! Cuántos días de soledad llenaste con tu compañía, sin esperar nada a cambio. Cuando llegó el bebé pensé que tal vez lo llevarías mal, porque siempre estabas detrás y delante de mi y no soportabas que te dejara sola, pero te portaste como una campeona, empezando por el día entero que te tuviste que quedar sola en casa, cuando salimos para el hospital porque ya venía la peque. Cuando papá se pudo escapar para ir a ver cómo estabas, ni si quiera te habías hecho pipí en el suelo, y le esperabas con la misma alegría de siempre.

Tu muerte fue injusta, sigo pensando que yo tuve la culpa, pero sé que esos instantes antes de que se apagara tu vida me perdonaste, o por lo menos eso es lo que quiero creer... Todavía se me saltan las lágrimas cuando recuerdo lo que sucedió esa noche del 28 de noviembre... Fue un instante de descuido y todo se acabó para ti... Lo siento mucho, muchísimo... 

Bueno amiga, fuiste una fiel compañera, para mí es y será difícil olvidarte, por eso esta tarde he querido escribirte estas palabras, para que sepas que tu recuerdo sigue estando con nosotros, NUNCA TE OLVIDAREMOS JULIETA!!

domingo, 25 de noviembre de 2012

25-N Día internacional Contra la Violencia de Género


Antes de que termine este Día internacional Contra la Violencia de Género y por ende también de la Violencia Obstétrica, he querido recordar aquello que no debió pasar nunca, pero que por desgracia para mi marido, mi hija y para mi, sucedió, aunque por suerte nos pudimos sobreponer a todo ello, y aprender dos lecciones importantes: Una, que el estar informado hace afrontar las cosas con mucha mas seguridad, y que la experiencia vivida te hace aprender de los errores que cometiste. Aprendimos crudamente, pero hoy sé que no nos volvería a pasar.
Mi Hija y yo sufrimos Violencia Obstétrica por parte del personal del Hospital USP San Carlos de Murcia. En un embarazo sin ninguna complicación el ginecólogo al que iba me rompió la bolsa en una exploración rutinaria, casi dos semanas antes de la FPP, sin previo aviso, mediante una maniobra dolorosísima que aprovechó para hacerla en un tacto vaginal.
Pasado un día y sin contracciones de parto, empecé a perder líquido amniótico y me fui para el Hospital citado. Allí me ingresaron si apenas explicarme nada, pero en el transcurso de una hora me hicieron 4 tactos mas y en uno de ellos dijeron que me romperían la bolsa del todo porque sería lo mejor. Me dejaron toda una noche con la esperanza de que me pondría de parto, pero no fue así, y por la mañana a las 6:00 AM, me dijeron que no se podía esperar mas porque si no habría peligro para mi hija, y me indujeron el parto.
Me pusieron una vía y me inyectaron oxitocina, y en tres horas ya estaba dilata de 6 centímetros, nadie vino a decirme nada, hasta que me dijeron que me llevaban al paritorio para ponerme la epidural. Yo no la quería pero me contaron una historia para meterme miedo, y al final les dije que sí. Estando ya de 7 u 8 cm me obligaron a sentarme con la espalda muy recta y sin apenas respirar para ponerme la epidural, cuando al fin introdujeron el catéter por mi espina dorsal, me dejaron tranquila y me preguntaron si se me pasaban los dolores de las contracciones, pero aquellos no se aliviaban. Yo les dije que cada vez eran mas fuertes y decidieron ponerme mas cantidad de anestesia. Pasados unos minutos y sin que nadie me dijera que debía empujar en cada contracción me pusieron en el  "potro". Me tuvieron que llevar en volandas, porque la cantidad de Epidural había paralizado casi la mitad de mi cuerpo, fue entonces cuando vino mi marido al que no avisaron hasta ese momento (menos mal que llegó).
Me dijeron que empujara, pero como casi todo mi cuerpo estaba dormido, no sabía cómo hacerlo, y me puse muy nerviosa. Intentaba empujar, pero solo era capaz de tirar aire por la boca, el ginecólogo se enfadó conmigo y me dijo que o empujaba o me tendría que sacar a mi hija con ventosa, y al mismo tiempo oí a una matrona que decía que parecía que se me habían detenido las contracciones. Me ordenaron que empujara y lo hice como si se me fuera la vida en ello (de hecho pensé que se me iba) y mi marido dijo que veía la cabeza y por fin salió nuestra hija. La cogieron y  la pusieron en una mesa, a 2 metros de mí y mi marido, les supliqué llorando que me la dieran, que por favor me dejaran, al menos verla, pero no lo hicieron, me regañaron diciéndome que no me moviera porque me tenían que coser. Al cabo de 30 min o así me la dieron y fui feliz.
Saliendo del paritorio la matrona me dice que le dé a mi hija que se la tienen que llevar al nido, yo le pregunto que ¿por qué, es que le sucede algo? y me contesta que es el protocolo, yo le digo que no se la doy, y se va con cara de pocos amigos. De camino a la habitación no podía dejar de mirar a mi hija y ya pensaba que en cuanto llegáramos le iba a dar el pecho, pero en mitad de un frío pasillo, el celador que me iba empujando me dice que le de a la niña que se la tiene que llevar, yo vuelvo a decirle que no, incluso intenta arrebatármela de los brazos, pero yo no le dejo, la pego mas a mi. Desiste en su empeño, y al fin llegamos a la habitación, mi marido cierra la puerta rápidamente y yo estoy como en estado de shock por todo lo que está pasando, él me dice que me la ponga al pecho y yo no dudo en hacerlo, era cómo si hubiera que hacerlo así, deprisa, como que no había tiempo que perder. Mi hija se prende de mi pecho enseguida,  increíble, pero así fue, y al cabo de unos minutos vuelven a irrumpir en la habitación. Es la encargada del nido que viene a echarme una reprimenda, diciendo que se tiene que llevar a la niña, que es el protocolo, que bla, bla, pero yo le vuelvo a decir que si a mi niña no le pasa nada prefiero tenerla conmigo y darle mi calor, y que quiero darle el pecho. La enfermera sigue en sus trece, vienen mas enfermeras y al final me obligan a dársela, pero les advierto que me la traigan lo antes posible. Me dicen que lo normal es que se la lleven 2 horas o mas, pero yo les digo que me la traigan lo antes posible y se queda en 40 min, que cuento mirando el reloj constantemente. Durante esos minutos viene a la habitación el ginecólogo que me había atendido, y enfadado conmigo me dice que por qué he montado ese espectáculo, yo no doy crédito y le digo que parece mentira que teniendo esa profesión no sea mas humano y les deje a las madres que cojan a sus bebés nada mas nacer, y otras cosas que le recriminé y él se limitó a contestar que esos son menudencias, que lo importante es que madre e hijo estén bien…
Me trajeron a mi hija al cabo de los 40 minutos mencionados, pero al día siguiente aprovecharon que mi marido acababa de salir a desayunar y que yo estaba cansada y una enfermera me quitó a mi hija y me dijo que se la llevaba, que la tenía que ver el pediatra. Me la devolvieron a las dos horas, y me la trajo la fotógrafa del Hospital, en una cuna, destapadita…  A mi me extrañó que la trajera aquella mujer, pero nos dijo, que la había visto en el pasillo a ella solita y como las enfermeras decían que estaban ocupadas se ofreció a llevárnosla para que no estuviera allí solita. Yo me puse a llorar y empecé a contar las horas que me quedaban de estancia en aquel Hospital. Otras cosas mas sucedieron, nadie vino a decirnos nada sobre lactancia materna, ni de si la niña estaba bien, lo supusimos, porque tampoco nos dijeron lo contrario. Yo deseaba y pensaba que me darían el alta el día siguiente, pero volvió a pasar lo mismo, esta vez vino un enfermero a llevarse a mi hija y le supliqué con lágrimas en los ojos que no se la llevara por tanto tiempo, pero fue igual. Ahora me arrepiento de no haberles obligado a que la dejaran con nosotros, pero en aquellos momentos nos pilló por sorpresa todo aquello y no supimos cómo actuar, y para que no fuera a peor terminamos accediendo a todo lo que quisieron…. hay más en esta historia, pero creo que ya me he extendido mucho, así que solo me queda decir, ¡¡¡¡¡NO A LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA!!!!!

Un saludo.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿En la guardería o en casa? Día de colaboraciones.


¿Llevar a mi hija a la guardería o tenerla en casa con nosotros? Ese es un dilema que muchos padres nos hemos planteado alguna vez. He de reconocer que llegué a tener un momento de duda, pero en seguida lo tuve claro...



Si te apetece descubrir que es lo que decidimos al respecto pincha aquí para leer mi colaboración de hoy en el blog De Tú a Tú.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La Pediatra de mi niña



Hace poco que estuvimos en la revisión de los dos años de mi hija. En un principio, sabía que no tardaríamos mucho en la consulta, debido a que la niña no ha mostrado ningún signo de que se encuentre mal o que haya algo por lo que  preocuparnos, pero desde luego tampoco me esperaba cómo transcurrió todo.

Resulta que como la cita era a las 9.00 de la mañana, la noche anterior tuvimos que variar nuestros horarios de baño y cena, para que a la peque le entrara el sueño antes.  Normalmente, se suele dormir sobre las 23.00 y se despierta  alrededor de las 9.30 del día siguiente (no duerme del tirón, ya quisiera yo), pero esa noche intentamos que se durmiera antes, cosa que no conseguimos, y terminamos durmiéndonos las dos sobre las 00.00 (tengo que aclarar que la cita fue a finales de septiembre, y todavía estábamos con el horario de verano).

El caso es que al día siguiente la desperté a las 8.00 y le costó un poquito.  Apenas tomó nada de desayuno, tan solo su tetita. La vestí medio dormida, le puse la ropa mas cómoda y fácil de quitar que encontré, cosa que no fue difícil, ya que donde vivimos, en esta época, todavía no hace frío a esas horas. 
Con carita de sueño y un pequeño peluche en sus brazos, la monté en el coche, y 10 minutos  antes de la hora de la cita, ya estábamos en la sala de espera.  Curiosamente no había nadie, y me pareció raro.

Esta era la segunda vez que la misma pediatra iba a ver a mi hija. Resulta que antes teníamos otra, pero debido a una serie de cosas que vimos en ella y la manera de proceder en sus diagnósticos, decidimos cambiar a la que la iba a ver hoy.  Antes de llegar a la sala de espera, pregunté en el mostrador de información por la consulta en donde estaba la Doctora, y me dijeron que la que había no era la titular, si no una sustituta, debido a que la titular estaba de vacaciones. Esto me sorprendió bastante, porque  es raro que una profesional programe una revisión de una de sus pacientes para cuando está de vacaciones, ¿no?

Pues nada,  que como decía mas arriba, nos encontramos la sala de espera vacía, y al parecer era con razón. No nos llamaban y cuando vi que eran las 9.15, decidí tocar a la puerta de la consulta. No suelo hacer esto, puesto que imagino que debe resultar molesto para el médico, por si aprovecha entre cita y cita para ordenar sus papeles o para lo que sea, pero en este caso, como no había nadie…
Toco, me asomo con la peque ya delante de mí, y bruscamente, la Doctora, me dice que espere, que en seguida llamaría. Me quedo con cara de tonta y cierro sin articular sonido alguno, y a los pocos minutos se oye por el altavoz el nombre y apellidos de mi hija.

Entramos, y casi sin darnos tiempo a tomar asiento me dice que para qué hemos ido, y asombrada le digo que para la revisión de los dos años. Mira el monitor del ordenador que tiene delante y exclama un ¡ah!, y desde ese momento comienza una de las citas mas surrealistas que he tenido nunca. Casi sin mirarme ni a mi ni a mi hija, me dice que le quite la ropa y cuando estoy a medias en mi tarea, que comienza a resultarme un poco difícil, porque en cuanto he cogido a mi peque y la he subido a la camilla, ha intentado por todos los medios a su alcance librarse de mi, y al ver que la cosa va en serio, ha empezado a protestar,  la Señora pediatra, abre la puerta de la consulta de par en par y me dice que vuelve enseguida.

En ese momento ya tengo a mi hija desnudita, y aunque no hace frío, me quedo estupefacta, y la cojo en brazos, porque sus protestas empiezan a ser ya algo mas serio, y porque es lo que me sale en ese momento.
La Doctora no tarda demasiado, pero yo empiezo a estar incomoda, y mi nena, obviamente, también. Me dice que la ponga en el peso, y después la mide tumbada. Intenta medirle la cabeza, pero a estas alturas mi hija ya está llorando desconsolada, entonces le dirige unas palabras, supuestamente en tono cariñoso, pero que a mi me suenan como si las dijera la “Bruja del Norte”. Acto seguido pasa a intentar obscultarla con el fonendoscopio, pero cada vez se hace mas complicado.  Por supuesto que yo estoy todo el tiempo diciéndole palabras tranquilizadoras a mi nena, y acariciándola, pero se hace difícil.  Le mira los oídos como puede, la boquita, y me dice que la puedo vestir.

Y aquí es cuando viene lo mejor. Mientras la voy vistiendo me hace una serie de preguntas rutinarias, que también voy contestando de forma mecánica, ¿come bien?, ; ¿come de todo?, ; ¿toma lácteos?, Sí, y le doy pecho; en este punto aparta la cabeza del monitor y me mira por primera vez a los ojos, prosigue levantando el tono,  ¿solo toma leche de pecho?, le respondo enseguida con sorpresa y alzando yo también la voz, pues obviamente NO, le estoy diciendo que toma de todos los alimentos, y lácteos, pero que también toma leche materna, se interrumpe su mirada y vuelve a sumergirla en el monitor y en voz mas baja e indiferente dice la leche materna ya no le aporta nada…, y lo siento, en cuanto oigo estas palabras salir de la boca de una supuesta profesional de la salud infantil, no puedo contenerme mas, y le suelto ¿Cómo que no le aporta nada? Que yo sepa la leche materna no pierde sus propiedades a medida que los bebés crecen, si no al contrario, se va adaptando a las necesidades del niño, además contiene un montón de sustancias indispensables para el crecimiento, como inmunoglobulinas, hormonas, encimas…, y la OMS estima la edad ideal de destete del niño entre los 2 y los 7 años…, después de decir esto último, y para respirar un poco me quedo callada e intento reflejar en mi cara lo que yo creo que es una sonrisa, pero debido a lo sorprendida que estoy por haber soltado todo eso, parece mas bien una mueca extraña. La Doctora me mira y también me ofrece una especie de sonrisa-mueca, y nos quedamos calladas las dos. A todo esto mi hija sin llorar pero con evidentes signos de desasosiego se remueve en mi regazo e intenta zafarse de mí.

Con todo mi aturdimiento, y dándome cuenta de que la Pediatra también está descolocada no alcanzo a nada mas que a decir, bueno, ¿ya está todo?, y ella responde un escueto .

Recogí lo mas velozmente que pude la documentación de la peque y salimos de allí mas rápidas de lo que habíamos entrado, con mi hija ya casi a dos metros por delante de mi y si mirar ni un momento atrás.