jueves, 22 de diciembre de 2011

No quiero separarme de mi hija

   
 
     Salimos del paritorio y para  mí el mundo se ha parado, no puedo dejar de contemplar a la nueva criaturita que tengo entre mis brazos,  no recuerdo cómo me colocan en la cama en la que he llegado, pero sé que ha Daniela no se la llevan. Alguien va empujando la cama de camino a la habitación y a nuestro lado va papá, también prendado de nuestra hija. Desde ese momento todo lo recuerdo como en sueños, me parece ver a la matrona-antipática que se acerca a nosotros y me dice que le tengo que dar a la niña, que se la tiene que llevar al nido y que estará allí al menos dos horas, mi cerebro no procesa esa información y simplemente le digo que NO, ella me mira con fastidio pero recuerdo que no insiste, dice algo de ya veremos y desaparece.

     La cama sigue avanzando y después de subir en un ascensor  y seguir por un pasillo se para en mitad de una puerta y otro pasillo, noto bastante corriente y me preocupo por si Daniela coge frío… Oigo una voz masculina que me dice nuevamente que se tiene que llevar a la niña, intento enfocar hacia la voz y creo que es del que empujaba la camilla (el celador), me lo vuelve a repetir  y le pregunto que por cuanto tiempo quieren separar a mi hija de mí,  y me dice que 2 horas o mas, le digo lo mismo que a la matrona-antipática y éste me mira con enfado, hace ademán de ir a coger a Daniela y yo la atraigo mas hacia mí, Gonzalo no dice nada, se da cuenta de que no voy a dejar que se la lleven y él también se interpone entre el celador y Daniela, éste balbucea algo de que no se lo puede creer

     Sigo notando el aire frío y pego el cuerpecito de Daniela al mío. Por fin el camillero deja de insistir y nos lleva hasta la habitación;   viene otra enfermera que también quiere llevarse a Daniela, pero yo sigo diciendo que NO, no les pongo caras a todas estas personas, pero sé que se monta revuelo, se van… Gonzalo cierra la puerta de la habitación y me dice que me ponga a Daniela al pecho y yo sin apenas entender lo que está pasando obedezco y me la pongo, tengo que decir que yo no había ido a clases de preparación al parto y que en todo el embarazo no me había preocupado por cómo tendría que ponerme para dar el pecho, no me lo explico, pero tenía la intuición de que cuando llegara el momento lo haríamos bien y así fue.
     
      Daniela no tardó nada en engancharse y le di el pecho durante unos minutos, hasta que entra  una nueva enfermera que parece que manda mas que la última que se ha ido. Ésta empieza  a darme una especie de discurso sobre el porqué se tienen que llevar a nuestra hija, dice que hay que darle calor, que la tiene que ver el pediatra, que tengo que descansar…, mi respuesta a todo esto es que NO se la llevan, que el calor se lo puedo dar yo, y que si la niña está bien por qué motivo tiene que verla el pediatra si ya la ha visto en el paritorio y nos ha dicho que está bien, la enfermera ve que no se lo voy a poner fácil e intenta negociar conmigo.  Me dice que es el protocolo del Hospital USP San Carlos de Murcia y que es mejor así. Una y otra vez le digo que no se la van a llevar, al final esta mujer me dice que al menos se la tienen que llevar unos 45 min, de puro cansancio de decirles que no al final accedo, pero le decimos que ni un minuto mas que si no Gonzalo irá al nido para traérsela… al final se salen con la suya, se la llevan, pero no estoy dispuesta a que sea mas del tiempo que hemos negociado, ahora me arrepiento de haber accedido ni si quiera esos minutos, pero la desinformación provocó que tuviéramos inseguridad, y allí nos quedamos los dos con desesperación en la mirada y en el alma.

     A todo esto viene el ginecólogo Dr. Eric Saucedo, que asistió mi parto, con aires de enfado y me dice que le han dicho que he montado un escándalo no dejando que se lleven a mi pequeña, que a qué venía todo esto, yo de digo que me han engañado, que si llego a saber que los partos con él eran así me hubiera ido a otro hospital, que esperaba que me dieran a mi niña nada mas nacer y que me dejaran darle el pecho enseguida, que era inhumana esa manera de parir. El doctor se quedó de piedra y por su cara parecía que nunca ninguna madre le había dicho nada parecido, me contesta  que para él lo primordial en los partos era la seguridad para madre e hijo que lo de dejar a la madre coger a su hijo nada más nacer es algo que se hace en algunos hospitales, pero que no lo ve seguro y por eso no lo permite…y yo me pregunto:  ¿este doctor sabe algo en realidad de parir, de dar a luz, del contacto piel con piel, de los beneficios, de los estudios que avalan esto?…

     Todo me lo dice en un tono de enfado insultante y vejatorio, no doy crédito a lo que me dice y no recuerdo cómo termina esta conversación unidireccional, pero al fin se va. Miramos el reloj, ha pasado media hora y se hace eterno. Mientras tanto yo sigo en la cama, debido la cantidad de anestesia que me han puesto todavía no noto las piernas, y estoy sentada…44 minutos, 45…, Gonzalo, ve a por Daniela al nido, ya han pasado 45 minutos…, unos segundos mas tarde llega la enfermera mandamás  con nuestra hija, esta señora me recalca que le tengo que dar mucho calor, que luego no quiere que la niña coja una hipotermia… ni me molesto en contestarle, solo quiero que me devuelva a mi pequeña…

sábado, 17 de diciembre de 2011

Soraya Sáez de Santamaría



     La verdad es que me estaba resistiendo a comentar algo sobre este tema, pero al final ya no he podido evitar hacer una breve reflexión acerca de él. En mi última entrada me quedé relatando mi periplo por el Hospital USP San Carlos de Murcia, en el cual no recibimos un buen trato durante el nacimiento de Daniela y día y medio posterior al parto, pero necesitaba hacer un inciso para dar mi humilde opinión sobre la decisión de la “política de moda Soraya Sáez de Santamaría”.

     Lo que más me fastidia en esta vida es la estrechez de miras de las personas que ven bien que esta mujer se haya puesto a trabajar después de hacer reposo una semana solamente, por un lado tenemos el tema profesional, si esta persona fuera una persona anónima, pues lógicamente nadie hablaría de ella y no pasaría nada si al día siguiente de dar a luz se pone a trabajar o se va a bailar la jota, pero por suerte o por desgracia esta mujer se podría decir que va a ser la más influyente en el ámbito político en España y es lógico que lo que haga se mire con lupa, o ¿qué pasaría si saliera un vídeo de ella estando ebria en una fiesta? ¿diríamos entonces que en su vida privada puede hacer lo que quiera, o verla en esta actitud nos haría pensar que no es apta para el cargo tan importante que ocupa?
     
      Por otro lado está el tema familiar, que por suerte o más bien por desgracia también será un referente para muchas, yo entiendo que haya madres que no les quede más remedio que ir a trabajar al poco de parir porque tienen que sacar adelante sus hijos, porque no están aseguradas (que por desgracia hay muchas), o porque sus jefes son un tanto “Ca…ones”, por decirlo de forma suave, pero estoy segura de que ese no es el caso de esta mujer, y que debería de dar ejemplo para que estas situaciones no sigan ocurriendo, además tampoco creo que sea imprescindible en su puesto. El problema es que de esta manera tanto ella como su jefe dan a entender que si te vas a cuidar de tu hijo recién nacido, no te guardan el puesto, y por lo visto hay gente que eso lo ve bien, ¿tan poca importancia le dan al nacimiento de un hijo?, creo que no debería de ser así, que el cuidar a tu hijo debería estar bien visto, ya que ellos serán nuestras futuras generaciones, no entiendo cómo no le dan importancia al vínculo madre-hijo-padre, en esto nos va el futuro, me da miedo que muchas piensen que el cuidar a tus hijos es algo ñoño y trasnochado, es que ¿ya no se acuerdan de su infancia?

     Soraya con la influencia que tiene debería dar el ejemplo de que sí se puede tener hijos y tener un cargo importante (o no tan importante), ella y su jefe lo tienen en sus manos, es lo que pienso.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Un parto deshumanizado



   En esta entrada describo cómo transcurrió mi parto, me hubiera gustado que fuera de otra manera, que no me hubieran puesto la epidural, que me hubieran dejado tocar a mi niña nada mas nacer, en general que nos hubieran respetado un poco más..., pero con el paso del tiempo he tenido convencerme a mí misma de que al menos no pasó nada peor y que mi niña nació sana y todo salió bien. Al menos me gustaría que se supiera que hay Hospitales, como el USP San Carlos de Murcia, donde las decisiones de los padres no se tienen en cuenta para nada y tratan a las parturientas cómo si estuvieran enfermas y no cómo mujeres capaces de tener a sus hijos de forma natural, para la próxima entrada me gustaría denunciar el trato vejatorio que recibimos mi marido, mi hija y yo, por parte del personal del citado Hopital..., pero por ahora aquí está mi parto.
      
...La oxitocina empieza a hacerme efecto y noto las primeras contracciones, La verdad es que no tengo ningún miedo al dolor, solo pienso en mi niña y en lo bien que lo vamos a hacer las dos, viene la matrona nueva y de entrada me resulta más seca que la anterior. Le comento lo que había estado hablando con la que se acababa de marchar, lo de la lactancia y demás y noto en su expresión que no hay ninguna complicidad con respecto a lo que le planteo, me pongo nerviosa, pero no le doy importancia porque quiero concentrarme en mi parto. Las contracciones empiezan a ser poco a poco mas fuertes, la verdad es que a partir de éste momento lo recuerdo todo muy deprisa. Las contracciones aumentan y aumentan a medida que las gotas de oxitocina se introducen  en mi torrente sanguíneo. En un momento dado no sé ya como ponerme y no sé si permanecer sentada o ponerme de pie, nadie viene a aconsejarme nada, nadie habla conmigo, solo estamos Jesús, yo y Valeria… y creo que somos suficientes…Cuando las contracciones son ya bastante dolorosas viene la matrona “seca”, me explora y me dice que estoy de 6 cm y que me bajan para ponerme la epidural, a Jesús le dicen que se quede en la  habitación que luego me volverán a subir para que siga con la dilatación. Gonzalo se queda , me da un beso, pero la verdad es que lo noto nervioso, yo, también lo estoy, me da miedo la epidural, más que el parto.

            Llegamos a una sala contigua al paritorio, allí está el anestesista y una enfermera que a priori me parecen simpáticos, me hablan de forma cariñosa…Me dicen que me siente en una camilla y me preparan para ponerme la temida Epidural, les digo que estoy nerviosa y me dicen que me quede con la espalda recta e inmóvil aunque me vengan contracciones, que no me mueva por nada del mundo. Noto que empiezan a introducirme por la espalda un catéter, me viene una contracción super fuerte, porque a estas alturas ya son muy intensas, pero yo ni respiro apenas para no moverme por lo que me han dicho, y me aguanto como puedo en esa posición, me viene otra, se me hace eterno y el anestesista me dice que ya queda poco que aguante un poco mas, me viene otra, ya son muy seguidas…

     Cuando parece que el anestesista ha terminado me dice que voy a empezar a sentirme mejor, pero la verdad es que ya no sé como me siento, es como si todo el mundo tuviera mas protagonismo en mi propio parto que yo… Noto que me viene otra contracción y siguen siendo dolorosas y además tengo ganas de empujar para que salga mi hija, se lo digo al anestesista y me dice que no puede ser, que debería sentir alivio, viene la matrona antipática y me explora y me dice que ya estoy a punto, que ya no me van  a llevar de vuelta a la habitación ( ya me lo imaginaba), y le digo que por favor avisen a mi marido para que esté conmigo, se va…

     Me siguen viniendo mas contracciones y ganas irrefrenables de empujar, pero yo me aguanto porque no sé lo que tengo que hacer y no hay nadie por ahí, vuelve el anestesista y me pregunta si me duele y le digo que sí, dice que no puede ser y me hace incorporarme de nuevo para revisarme  la vía y me dice que quizá no la tenga bien puesta, llama a la enfermera y me vuelven a repetir que no me mueva y que me va a introducir un poco mas el catéter… Lo hace y regula la entrada de anestesia, a todo esto sigo teniendo ganas de empujar y se lo digo a la antipática-matrona, que pasa por allí, a lo que ella responde que puedo empujar sin problemas y así se adelanta trabajo, ¡¡¡¡ahora me lo dice!!!!

    Me explora y me lleva para el paritorio, y mi marido sin llegar, les pregunto que si lo han llamado y les oigo comentar entre ellos que no saben porqué no está aquí todavía, entramos en el paritorio, que estaba al lado, ponen mi cama al lado del potro y me dicen que me suba, en ese mismo instante comienzo a notar cosquilleo por una pierna, la espalda  y parte de un brazo, todo del lado izquierdo y noto que no puedo casi moverme, se lo comento a la matrona que me mira con cara rara, y entre varios me ayudan a subirme en el potro, en seguida me ordenan que empuje, yo no noto nada, en cuestión de segundos paso de tener ganas de empujar a no sentir absolutamente nada (¡¡¿a esto se referían cuando me decían que me iba a sentir mejor? ¿no notar que traes una nueva y preciosa vida a este mundo, la cual ha estado creciendo dentro de ti durante  9 meses y deseas verla con todas tus gasa, esto es sentirse mejor?!!).

     Intento hacer toda la fuerza que puedo, a todo esto mi marido acaba de llegar y me reconforta algo, pero no demasiado, el Dr. Saucedo me ordena que vuelva a empujar mas fuerte, lo tengo casi encima de mi y yo hago todo lo que puedo, pero es como si ya mi parto no fuera conmigo, no siento nada, al parecer la cantidad de anestesia que me han puesto es mucha y he dejado de tener contracciones,  quiero hacer fuerza, pero no sé cómo hacerlo, noto como tiro el aire por la boca y no adelanto nada. Hablan entre ellos, y les oigo que dicen que, como yo pensaba no tengo contracciones, el doctor se pone encima de mi y empieza a apretarme y a removerme el vientre, y le dice a mi marido que no estoy empujando nada, que si el próximo empujón es así que van a tener que usar una ventosa para sacar a mi pequeña, le oigo y me da un miedo tremendo, siento que no voy a ser capaz de hacerlo, nadie me alienta, me siento sola…

     Me ordenan que empuje y lo hago como si el mundo se hubiera detenido, me intento concentrar al máximo, y oigo la voz de mi marido que me dice que la ve, que ve a nuestra hija, que empuje todo lo que pueda…eso me da una fuerza tremenda, que no se de donde la saco y hago lo imposible… y sale… lo sé porque la oigo llorar y Gonzalo me lo dice…

     El sonido mas hermoso que he oído nunca, la veo desde lejos me intento subir el camisón con la vaga esperanza de que me la coloquen encima, solo para olerla, sentir su piel, verle la carita, pero no lo hacen, ni le dicen a mi marido que se acerque, nos quedamos allí los dos mirándola de lejos, escuchándola llorar…

     Empiezan a brotar lagrimas de mis ojos y les digo que me dejen verla un poquito nada mas, se lo suplico y sin darme cuenta toco algo que me han puesto encima, por lo visto una especie de sábana estéril para empezar a coserme el corte que me han hecho, y me regañan, me dicen que me quede quieta y que no me mueva, y me la tienen que cambiar porque dicen algo de que no se puede tocar,… sigo llorando y Gonzalo me agarra las manos para que no toque más aquella maldita sábana verde…

     Tardan alrededor de 30 minutos o así en coserme y oímos como el pediatra le dice a una enfermera que la niña está perfecta y que tiene un color precioso, lloro, y veo como la enfermera la coje y nos la acerca, después de media hora interminable, me da a mi hija, la miro… nunca mas te separaran de mi amor mío